martes, 29 de enero de 2013

El matrimonio en el Islam


En el Islam, el matrimonio es un contrato bendito entre un hombre y una mujer por medio del cual cada uno se vuelve "lícito" para el otro, y ambos comienzan el largo viaje de la vida, en un espíritu de amor, cooperación, armonía y tolerancia, donde cada uno se siente cómodo con el otro. Y encuentra además, la tranquilidad, el contento, y la comodidad en la compañía del otro.

El Corán describió esta relación de amor, armonía, confianza y compasión entre los hombres y las mujeres con los términos más conmovedores y elocuentes:

[Y entre Sus signos está haberos creado esposas de entre vosotros para que encontréis en ellas sosiego, y puso entre vosotros amor y misericordia...] (30:21)

   Este es el más fuerte de los vínculos mediante el cual Allah une a los dos cónyuges musulmanes, quienes se juntan sobre las bases del amor, la comprensión, la cooperación y el consejo mutuo, y establecen una familia musulmana donde los hijos vivirán, crecerán, y desarrollarán el buen carácter y comportamiento enseñado por el Islam.

La familia musulmana es el componente más fuerte de una sociedad musulmana, cuando sus miembros son productivos y constructivos. Y cuando se ayudan y alientan unos a otros, para ser buenos y justos, y para competir en buenas acciones.
  
   La mujer correcta es el pilar, la piedra angular y el fundamento de la familia musulmana.

Es vista como la mayor alegría en la vida de un hombre, como lo dijo el Profeta (sws):

"Este mundo es solamente de conveniencias temporales, y el mejor consuelo en este mundo es una mujer piadosa".
(Sahîh Muslim)

   Una mujer justa es la mayor bendición que Allah puede dar a un hombre justo y creyente, gracias a la cual podrá encontrar el consuelo y el descanso después de una lucha extenuante por ganarse la vida en el trabajo.

Con su esposa, él puede encontrar tranquilidad y placer incomparables.

Una de las formas en la cual el Islam ha honrado a la mujer es concediéndole el derecho a elegir a su marido.

Sus padres no tienen derecho a forzarla a casarse con alguien que no le agrade.
La musulmana conoce este derecho pero no rechaza el consejo y la guía de sus padres cuando un pretendiente potencial se presenta, porque ellos tienen las mejores intenciones de corazón para con su hija, y tienen más experiencia de vida y conocen más a las personas.

Al mismo tiempo no renuncia a este derecho entregándose a los deseos de un padre que quiere forzar a su hija a concretar un matrimonio con alguien que no le agrada.

   Existen muchos textos que apoyan a la mujer en este sensible tema, por ejemplo el relato citado por el Imâm Al Bujâri de Al Jansâ' Bint Jidâm:

"Mi padre me casó con un sobrino que no me gustaba, por eso me quejé ante el Mensajero de Allah . Y él me dijo: ‘Acepta lo que tu padre ha dispuesto’. Dije: 'Yo no deseo aceptar lo que mi padre ha dispuesto'. Él dijo: 'Entonces este matrimonio es inválido. Ve y cásate con quien desees'. Le dije: 'He aceptado lo que mi padre dispuso, pero quiero que las mujeres conozcan que los padres no tienen derecho en los asuntos de sus hijas (es decir, que no tienen derecho a forzarlas a casarse)".
(Fath Al Bâri',)

     En primer lugar, el Profeta (sws) le dijo a Al Jansâ' que obedeciera a su padre, y así es como debe ser, porque la preocupación de los padres por el bienestar de sus hijas es algo bien conocido. Pero cuando el Profeta (sws) se dio cuenta de que su padre quería forzarla a un matrimonio que ella no quería, le dio la libertad para elegir, salvándola de la opresión de un padre que quería forzarla a un matrimonio no deseado.
  
   El Islam no quiere imponer una carga insoportable sobre las mujeres, forzándolas a casarse con un hombre que les desagrada, pues quiere matrimonios exitosos, basados en la compatibilidad entre los cónyuges. Debe haber un terreno en común entre ellos, en términos de parecido físico, actitudes, hábitos, inclinaciones y aspiraciones. Si algo va mal, y la mujer siente que no puede amar a su marido sinceramente, y teme cometer el pecado de la desobediencia y oposición a su marido, a quien no ama, entonces puede pedir el divorcio. Esto fue confirmado en un relato, cuando la esposa de Zâbit Ibn Qais Ibn Shammâs, Yamîlah, hermana de ‘Abudllah Ibn Ubai, se presentó ante el Profeta (sws)  y le dijo:

"¡Oh, Mensajero de Allah! No tengo nada contra Zâbit Ibn Qais con respecto a su religión o comportamiento, pero odio cometer un acto de kufr siendo una musulmana”. El Profeta (sws) dijo: "¿Le devolverás su jardín?" - su dote había sido un jardín. Ella contestó: "Sí." Entonces el Mensajero de Allah envió un mensaje a él: "Toma de vuelta tu jardín, y concédele a ella una declaración de divorcio."
(Fath Al Bâri)

   De acuerdo a un relato recopilado por Al Bujâri de Ibn ‘Abbâs, ella dijo:

"Yo no culpo a Zâbit de nada, con respecto a su religión o su comportamiento, pero no lo quiero".

   El Islam ha protegido la dignidad de la mujer y su humanidad, y ha respetado sus deseos con respecto a la elección de un marido, con quien pasará el resto de su vida. No es aceptable para nadie, (no importa quién sea el pretendiente), forzar a una mujer a un casamiento con un hombre a quien no quiere.

     No hay una indicación más precisa de esta situación que la historia de Barîrah, una joven esclava etíope que pertenecía a ‘Utbah Ibn Abî Lahab, quien la forzó a casarse con otro esclavo cuyo nombre era Mugíz, a pesar que ella jamás lo hubiera elegido como marido si hubiera estado en control de sus propios asuntos. Por eso, Â'ishah  se apiadó de ella, la compró y la liberó. Así, esta joven mujer se sintió libre, en control de sus propios asuntos, y pudo tomar una decisión sobre su casamiento. De esa manera, pidió el divorcio a su marido. Su marido, solía seguirla llorando, mientras ella lo rechazaba. Al Bujâri cita a Ibn ‘Abbâs para describir a esta mujer liberta, quien insistía en la anulación de su matrimonio con alguien a quien no amaba; el bondadoso Profeta (sws) comentó algo al ver esta escena y buscó intervenir.
Ibn ‘Abbâs dijo:

"El esposo de Barîrah era un esclavo conocido como Mugîz. Casi puedo verlo, corriendo tras ella y llorando con lágrimas sobre su barba. El Profeta dijo a ‘Abbâs: '¡Oh, ‘Abbâs! No te sorprendes de cuánto ama Mugîz a Barîrah, y de cuánto odia Barîrah a Mugîz'. El Profeta dijo a Barîrah: '¿Por qué no regresas con él?’ Ella dijo: '¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Acaso estás ordenándome hacer eso?'. Dijo él: 'Estoy tratando simplemente de intervenir en su nombre'. Ella dijo: 'No tengo necesidad de él'"
(Fath Al Bâri')

   El Profeta (sws) estaba sumamente conmovido por esta demostración de emoción humana: un profundo e irresistible amor por parte del marido, e igualmente un enérgico desprecio por parte de la esposa. Él no pudo ayudar, pero recordó a la esposa y le preguntó por qué no regresaba con él, siendo su marido, y el padre de su niño. Esta mujer creyente le preguntó si le estaba ordenando hacer tal cosa. Este gran legislador y educador que era el Profeta (sws)  , le replicó que solamente estaba tratando de interceder para promover una reconciliación si fuera posible. Él no estaba tratando de forzar a nadie a hacer algo que no deseara.

   Que aquellos obstinados e insensibles padres que oprimen a sus propias hijas escuchen la enseñanza del Profeta (sws).

   La musulmana que comprende las enseñanzas de su religión tiene criterios prudentes y correctos cuando debe elegir a su marido. Ella no sólo se preocupa por una buena apariencia, una elevada posición, un lujoso estilo de vida o cualquiera de las otras cosas que atraen a las mujeres habitualmente. Ella examina su nivel de compromiso religioso, su actitud y comportamiento, porque éstos son los pilares de un matrimonio exitoso, y las mejores características de un marido. La enseñanza islámica señala la importancia de estas cualidades en un potencial esposo, así como el Islam prescribe que la mujer acepte la propuesta de cualquiera que tenga estas cualidades, para que no se propague la fitnah y la corrupción en la sociedad:

"Si se os presenta alguien con cuya religión y actitud estéis satisfechos, entonces entregad a vuestra hija en matrimonio, porque si no lo hacéis la fitnah y el agravio se propagarán sobre la Tierra." 
(Hadîz hasan narrado por At Tirmidhi)

   Así como el verdadero joven musulmán creyente no debe sentirse atraído por las jovencitas bonitas que crecieron en un ambiente negativo, la joven musulmana guiada por su religión no se sentirá atraída por los estúpidos estereotipos de "playboys", no importa cuán apuestos sean. Más bien, se sentirá atraída por un hombre serio, educado, y creyente; aquel de vida honesta y corazón puro, cuyo comportamiento es bueno y cuya comprensión de la religión es íntegra.

Nadie es un compañero más adecuado para la correcta mujer creyente que un hombre bueno y creyente; y nadie es un compañero más adecuado para la mujer descarriada e inmoral que un hombre descarriado e inmoral, como Allah  dice:

[Las perversas sólo son para los hombres perversos iguales que ellas, y los hombres perversos no estarán sino con mujeres perversas iguales que ellos. En cambio, las buenas mujeres tendrán a su lado hombres buenos iguales que ellas, y los hombres buenos sólo tendrán a su lado mujeres buenas iguales que ellos...] (24:26)

 Esto no significa que la musulmana deba ignorar completamente el tema de la apariencia física, y soportar a alguien sin atractivo y desagradable. Es su derecho - como se expresó anteriormente- el casarse con un hombre con quien su corazón pueda estar lleno de amor, y que la complazca tanto en su apariencia como en su conducta. La apariencia no debe ser desatendida a expensas de la naturaleza interior, o viceversa. Una mujer debe escoger a un hombre atractivo para ella, en todos los aspectos, alguien que gane su admiración y respeto. La verdadera musulmana nunca se deja deslumbrar por las apariencias exteriores, y nunca deja que estas apariencias, la distraigan de percibir la esencia de un potencial esposo.

   La musulmana sabe que el hombre tiene el derecho de qiuâmah sobre ella, tal como el Corán lo menciona:

[Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la preferencia que Allah ha tenido con ellos, y deben mantenerlas con sus bienes...] (4:34)

   De ahí que quiera casarse con un hombre cuyo qiuâmah sobre ella la haga sentir orgullosa, alguien con quien esté feliz de casarse y nunca se lamente de ello. Un hombre que tome su mano en la suya y demuestre cumplir su misión en la vida, al establecer una familia musulmana y erigir una nueva generación de hijos inteligentes y cautelosos, en una atmósfera de amor y armonía, que no se verá dificultada por actitudes conflictivas o diferencias religiosas. Se supone que los creyentes y las creyentes caminan uno al lado del otro en el trayecto de la vida, lo cual constituye una cuestión seria para la creyente, de manera que puedan cumplir la gran misión que Allah ha encomendado a la humanidad, hombres y mujeres por igual, así como el Corán lo expresa en la siguiente aleya:

[Allah les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y las musulmanas, a los creyentes y las creyentes, a los piadosos y las piadosas, a los justos y las justas, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a aquellos y aquellas que hacen caridades, a los ayunadores y las ayunadoras, a los pudorosos y las pudorosas, y a aquellos y aquellas que recuerdan frecuentemente a Allah.] (33:35)

Con el propósito de lograr este gran objetivo de consolidación del lazo matrimonial y el establecimiento de una vida familiar estable es esencial escoger al compañero apropiado en primer lugar.

   Entre las grandes mujeres musulmanas reconocidas por su fuerza de carácter, sus encumbradas aspiraciones y su visión lejana en cuanto a la elección de un marido, se encuentra: Umm Sulaim Bint Milhân, quien fue una de las primeras mujeres Ansâr en abrazar el Islam. Ella se casó con Mâlik Ibn An Nadar, y le dio un hijo llamado Anas. Cuando abrazó el Islam, su esposo Mâlik se enojó con ella y la abandonó, pero ella persistió en su Islam. Poco tiempo después, escuchó la noticia de su muerte, cuando todavía estaba en la flor de su juventud. Ella soportó toda esta situación con la esperanza de la retribución de Allah , y se dedicó al cuidado de su hijo de diez años de edad, Anas. Una vez lo llevo al Profeta (sws) para que lo pudiera servir (y así aprender de él).

     Cierto día, uno de los mejores jóvenes de Al Madînah, guapo, rico, y fuerte, vino a pedir su mano en matrimonio. Él era AbûTalhah - antes de convertirse en musulmán, muchas de las jovencitas de Iazrib (Al Madînah) gustaban de él, debido a su riqueza, su vigor, y su bien parecido juvenil. Él pensaba que Umm Sulaim gozosamente se apresuraría en aceptar su ofrecimiento, pero para su asombro ella le dijo:

"¡Oh, Abû Talhah! Tú sabes que el ídolo que adoras es sólo un árbol que creció en la tierra, y fue tallado con forma por el esclavo de la tribu tal y tal". Él dijo: "Por supuesto." Ella añadió: "¿No te sientes avergonzado de postrarte ante un pedazo de madera que creció en la tierra, y fue tallado por el esclavo de la tribu tal y tal?" Abû Talhah como era obstinado, le insinuó una costosa dote y un estilo de vida lujoso, pero ella persistió en su punto de vista y le dijo francamente: "¡Oh, Abû Talhah! Un hombre como tú no podría ser rechazado, pero eres un incrédulo y yo soy una mujer musulmana. No me está permitido casarme contigo, pero si abrazas el Islam, esa será mi dote (mahr), y no te pediré nada más."
(Relatado por An Nasâ'i con un isnâd sahîh)

   Él volvió al día siguiente para intentar tentarla con una dote más grande, y con un regalo aún más generoso, pero ella permaneció incólume, y su persistencia y madurez aumentaron su belleza ante sus ojos.

Ella le dijo entonces: "¡Oh, Abû Talhah! ¿Acaso no sabes que el ídolo a quien rindes culto fue tallado por el esclavo carpintero de tal y tal? Si le prendieras fuego, seguramente se quemaría". Sus palabras resonaron como una conmoción para Abû Talhah, entonces él se preguntó a sí mismo: "¿Acaso se puede quemar al Señor?" Luego pronunció las palabras: "Ashhadu an lâ ilâha illa Allah ua ashhadu anna Muhammadan rasûl Allah" (la declaración de fe del musulmán).

   Entonces, Umm Sulaim dijo a su hijo Anas con una alegría que embargaba todo sus ser: "¡Anas, cásame con Abû Talhah!". De esta manera, Anas dio testimonio y el matrimonio fue formalizado.

   Abû Talhah, por su parte estaba tan feliz que estaba determinado a colocar toda su riqueza a disposición de Umm Sulaim, pero la actitud de ella era la actitud desinteresada, digna y sincera de las mujeres creyentes. Ella le dijo:

"Abû Talhah, yo me casé contigo por la causa de Allah , y no tomaré ninguna otra dote."

Ella sabía que cuando Abû Talhah abrazó el Islam, no sólo había ganado un marido apreciable sino que también ganó una recompensa de Allah mucho mejor que poseer camellos rojos (los de raza más altamente cotizada) en este mundo. Tal como ella había escuchado decir al Profeta (sws):

"Si Allah guía a una persona al Islam por tu intermedio, será mejor para ti que poseer camellos rojos".
(Fath Al Bâri)

   Estas grandes mujeres musulmanas son ejemplos dignos de imitación, y de quienes las musulmanas de hoy en día pueden aprender la pureza de su fe, la fuerza su carácter, la integridad de su creencia, y la sabiduría en elegir un buen esposo.

Una de las maneras en que una mujer manifiesta su respeto hacia su marido es honrando y respetando a su madre.

La musulmana que realmente comprende las enseñanzas de su religión sabe que la persona que tiene el mayor derecho sobre un hombre es su madre.

Por eso, ella lo ayuda a honrar y respetar a su madre, honrando y respetando también a la suya. De ese modo se hará un favor a sí misma y a su marido, porque estará ayudándolo a realizar buenas obras y a temer a Allah , como fue ordenado en el Corán.

Al mismo tiempo, ella se congraciará con su esposo quien la apreciará por el honor y respeto dispensado hacia su familia en general, y hacia su madre en particular.

Nada podría complacer más a un hombre decente, justo y respetuoso, que ver vínculos sólidos de amor y respeto entre su esposa y su familia. Y nada podría ser más detestable que ver éstos vínculos destrozados por las fuerzas del mal, el odio y la conspiración.

La familia musulmana guiada por su fe en Allah , y el seguimiento de las enseñanzas puras del Islam, es imposible que caiga en la trampa de tal comportamiento de la yâhiliiah, el cual habitualmente florece en un ambiente muy apartado de las verdaderas enseñanzas de esta religión.

   Una esposa musulmana puede ser puesta a prueba por su suegra y sus otros parientes no consanguíneos, si ellos no son de buen carácter. Si esa situación se presenta, ella está obligada a tratarlos de la mejor manera posible, lo cual requiere de una gran dosis de ingenio, cortesía, y diplomacia.

Además debe repeler lo perjudicial inclinándose por aquello que sea   preferible. De ese modo, ella mantendrá un equilibrio entre la relación con sus parientes no consanguíneos y la relación con su esposo. Además, se protegerá a sí misma y a su matrimonio de cualquier efecto adverso que pueda resultar de la carencia de dicho equilibrio.

   La musulmana jamás debe pensar que es la única a quien se le exige ser una compañera buena y atenta para con su esposo. Y de que a su esposo no se le exige nada similar, o de que no hay nada de malo en que él la maltrate o fracase en cumplir con algunas de las responsabilidades del matrimonio.

El Islam ha regulado las relaciones maritales dando a cada cónyuge derechos y obligaciones. Las obligaciones de la esposa de honrar y cuidar a su marido están equilibradas por los derechos que ella tiene sobre él. Estos derechos son: la protección del honor y la dignidad de su esposa de toda clase de burlas, humillación, tribulación, u opresión.

Estos derechos de la mujer contienen las obligaciones del esposo hacia ella, pues él está obligado a honrarla y a satisfacerla tan completamente como sea posible.

   Una de las obligaciones del marido musulmán es cumplir con su rol de qauuâm (sustentador y protector) apropiadamente. Éste es un rol que solamente podrá ser cumplido adecuadamente por el hombre que es un líder exitoso en su hogar y su familia, que posee además cualidades masculinas agradables. Dicho hombre tiene una actitud noble y digna, es tolerante, reconoce hasta los errores mínimos, controla su vida matrimonial, y es generoso sin ser extravagante.

Él respeta los sentimientos de su esposa, y la hace sentir partícipe en la responsabilidad de manejar los asuntos de la casa, educando a los hijos y trabajando juntó a él, para construir una familia musulmana íntegra, como el Islam quiere que sea.




El Niqab


Niqab es aquel velo que ademas cubre el rostro. Algunas mujeres niqabi,
tambien cubren sus manos y pies completamente.

Aisha dijo:

“Que Allah tenga misericordia de las mujeres de los
emigrantes.cuando Allah revelo”y que se dejen caer el manto sobre el
escote”(24:31) ellas rasgaron sus vestiduras y cubrieron sus
cabezas y ROSTROS con ello.”

Es bien sabido que las esposas del Profeta (sws)cubrieron sus rostros de los
no-mahram siempre que alguno estaba cerca de ellas. Una mujer nombró que Asma,
quien no era una esposa del profeta , también cubría su cara. Fácilmente, uno
puede concluir que el uso del niqab es halal (permitido).

Cuando la mujer esta en estado de ihram (preparación y estado de pureza para
la peregrinación a la Meca), la musulmana no puede usar el niqab. Lo mismo
sucede en el Salat. Sin embargo, según varios eruditos, tales como Ibn Baz,
piensan que igualmente cuando esta en estado de ihram , “ellas pueden cubrir su
cara cuando estan en presencia de hombres del no-mahram.” Así pues, ellas no
deben cubrir su cara alrededor de las otras mujeres durante ihram, sino que ellas pueden cubrirlo si un hombre no-mahram se acerca . Ellos basan esto en un
hadiz, narrado por ´ Aisha.

Por lo cual podemos decir, que el niqab, si bien no es obligatorio ni
privativo para la mujer musulmana, es permitido y recomendado para aquella que
lo quiera utilizar como un acto de piedad y pudor. Si ella considera que solo
esta capacitada o quiere solamente usar hijab, ella no esta cometiendo ningun
pecado.

Hay otros de entre los grandes Ulamah (como Ahmed, Shafi'i, Malik, Abu Hanifa entre otros) que apoyan el que no es fard (obligatorio).

Chaikh Al Albani (rahimahu Allah), tenia la opinion de que es sunnah y decia que el Hijaab obligatorio es el del enseñar la cara y las manos. Sin embargo decia que el Niqab es muy aconsejable y su mujer lo ponia macha'Allah.

Aqui cada mujer puede elegir que pensar si es obligatorio o elegible segun como sienta su corazon. 

Las que son mejores las motahajabat (las del hijab) o las monakabat (las del nikab), Allaho a3lam, sera mejor la que tenga mas MIEDO DE ALLAH.

Es una adoracion entre Allah y Su sierva, que elegio esta vestimenta para El y se tiene que respetar, porque forma parte del Islam. Como Sunnah o como obligatorio, pero es vestimenta islamica.

El Imam Ibn Jariir At-Tâbari transmitió que Ibn 'Abbas dijo:

(Ellas cubrían sus caras desde su cabeza con el Jilbaab, y dejaban ver un solo ojo.)

Y el transmitió también que 'Ubaidah As-Salmaani fue preguntado por Ibn Siriin a propósito de este verso y el dijo:

(ella ('Ubaidah) cubría su cabeza y su cara con su vestimenta y dejaba ver un solo ojo)

 Cuando les pidáis (a las esposas del Profeta un objeto cualquiera, hacedlo desde detrás de una cortina (Hijab) . Es más puro para vuestros corazones y los de ellas...) [33: 33]

Cheikh Ibn Baz (rahimahu Allah) dijo:

(Y aquel que dice que la orden del Hijab se limita a las madres de los creyente (las esposas del Profeta (sws) solamente, el contradice las numerosas pruebas que prueban la orden es general. Y el contradice el verso :

(...es mas puro para vuestros corazones y los de ellas...),

puesto que no esta permitido decir que el Hijab es mas puro para las mujeres del Profeta (sws) y para los hombres de entre sus compañeros, sin que esto implique aquellos que vinieron luego de ellos.

No hay duda, que aquellas que vinieron luego de ellos tienen aun mayor necesidad de estar cubridas delante de los hombres que las madres de los creyentes delante de los compañeros, a causa de la diferencia inmensa entre la fuerza de su fe y de su visión de la verdad y de la nuestra. Por que los compañeros, hombres y mujeres, al igual que las madres de los creyentes son los mejores seres humanos después del Profeta Muhammad (sws) y la mejor generación, como el Profeta (sws) lo dijo el mismo en un hadith transmitido por Bukhari y Muslim.

Entonces si el Hijab es mas puro para los corazones, entonces aquellos que vienen después de ellos tienen una necesidad más grande y son más pobres en pureza que ellos.)

El profeta (sws) dijo:

“la mujer en estado de Ihraam no tiene derecho a usar el niqaab, ni los guantes”

Sheikh Al-Islam, Ibn Taimiyyah dijo sobre este hadith:

(Este hadith prueba que el Niqaab y los guantes eran conocidos entre las mujeres que no estaban en estado de Ihraam, y esto implica cubrir la cara y las manos.)

Este hadith es la prueba de que el niqaab era cosa corriente en la sociedad y que las mujeres cubrían igualmente sus manos y su cara. Solo no se debe poner en estado de Ihraam.

Pero fuera de el si se puede. Si fuera prohibido totalmente en todo momento, hubiera dicho esta prohibido o no puede poner nikab ni guantes, pero haya solo pone EN ESTADO DE IHRAM. Con lo cual si puede fuera de ese momento y era comun y practicado por las mujeres del tiempo de Rasul Allah (sws).

Fuente:islamenmexico.org


La mujer y el hijab




En una sociedad que sin ninguna vergüenza expone el cuerpo y la intimidad de una mujer públicamente, donde la desnudez de algún modo simboliza la expresión de la liberación femenina, y donde los hombres llevan a cabo sus más depravados deseos sin ningún límite, cuesta poco entender por qué muchas mujeres musulmanas deciden llevar el hijab (velo).

Sin embargo, las generalizaciones sobre el Islam y los musulmanes que llenan los medios de comunicación – y la mente de muchas personas – hoy en día, estigmatiza injustamente a la mujer musulmana que se cubre considerándolas oprimidas o fanáticas y fundamentalistas. Estas consideraciones están gravemente erradas y son totalmente imprecisas. No sólo se mal interpreta el fuerte sentimiento de estas mujeres hacia el hijab, sino que también se desconoce el coraje y la identidad que les brinda.

Dentro de los prejuicios más comunes, se cree que la mujer musulmana que lleva el hijab está forzada a hacerlo. Nada puede estar más lejos de la verdad.
Ciertamente la decisión final de llevar hijab no se alcanza tan fácilmente y normalmente lleva días de meditación, de temor a consecuencias y reacciones adversas y finalmente un gran coraje al momento de decidir.

Llevar hijab es una decisión personal e independiente que surge de apreciar la sabiduría que subyace en la orden de Allah y del deseo sincero de complacerlo.

Dijo Mohja Kahf (asistente de catedral en la Universdad de Arkansas):

"Yo creo que Allah está complacido conmigo por llevar el hiyab, si no, no lo llevaría. Creo que a un nivel más profundo hay algo hermoso y dignificante. Sorprendentemente, el hiyab ha traído dimensiones de belleza y de alegría a mi vida".

Fariha Khan (18 Meryland USA) dijo:

"Para mí, el hiyab es un regalo de Allah. Me da la oportunidad de acercarme a Allah y también me permite identificarme y ser reconocida como musulmana".

A pesar de esto, con el reconocimiento se aviene una gran responsabilidad tanto o más visible aún: ellas son representantes del Islam y de los musulmanes. A cualquier lado que van, tanto musulmanes como no musulmanes las reconocen  como seguidoras del Islam.

Pero la responsabilidad más grande es entender que el hiJab es mucho más que un simple velo o pañuelo, ya que lo que realmente importa es la modestia y el decoro interior.
El sistema de moral interior le da significado al velo externo. La moral de la mujer musulmana se ve en sus actos, en el modo de vestirse, de hablar, etc. Sólo cuando la modestia interna se manifieste a través del hijab, las hermanas podrán representar a los musulmanes de acuerdo con el hermoso ejemplo del Profeta Muhammad (sws) y de sus virtuosos compañeros.

"En esta vida, no podría pensar en algo mejor que ser musulmana, y el hijab es un signo que me lo recuerda permanentemente. El hijab es muy importante y significa todo para mí cuando lo llevo puesto", dijo Khan.

"Desafortunadamente también tiene su lado negativo: te discriminan y te tratan como si estuvieras oprimida… La gente no entiende que llevo mi hijab por Allah y porque quiero llevarlo", dijo Imaan, quien recientemente abrazó el Islam en Australia.

A pesar de todo, la sociedad en general es lo que define la imagen del hijab.

"Para muchas de nosotras en Estados Unidos, una sociedad en donde se impone la desnudez de la mujer, ponerse el hijab ha sido una experiencia liberadora. Para nosotras, el hijab significa no conformarnos con un modo de pensamiento injusto", concluyó Kahf.

Para muchas mujeres, el hijab es un recuerdo permanente de que no deben diseñar sus vidas y sus cuerpos para los hombres, como muchas están acostumbradas.

"Antes de comenzar a cubrirme, yo pensaba de mí misma lo que los otros pensaban de mí. Veo que eso es frecuente en muchas mujeres cuya felicidad depende de lo que los otros piensan, especialmente, de lo que piensan los hombres. Desde esa época, mi opinión de mí misma ha cambiado mucho y he adquirido más respeto. Saber que Allah me encuentra bella es lo que me hace sentir bien",
dijo Baig con sus ojos llenos de emoción.

Más aún, vestirse modestamente y llevar hijab son medidas de precaución para evitar que se corrompa la sociedad. Contrariamente a lo que se cree, esto no se limita sólo a la mujer. Antes de la aleya (verso) que dice que el hombre debe bajar su mirada, dice: 

"Y diles a los hombres creyentes que bajen sus miradas y que guarden sus partes privadas. Eso es más puro para ellos. Es cierto que Allah sabe perfectamente lo que hacen". (24: 30) 

Asimismo, el Profeta de Allah (sws) dijo: 

"Para quienes puedan garantizar la castidad de lo que hay entre sus dos mandíbulas (la lengua) y lo que hay entre sus dos piernas (las partes privadas), les garantizo el Paraíso".
(Transmitido por Sahl  ibn Sa'd en Sahih Bujari)

No se usa el hijab por los hombres, para oprimir sus deseos ilícitos, sino que la mujer musulmana lleva el hijab por Allah y por ellas mismas.

El Islam es una religión de moderación, de balance entre dos extremos opuestos, e consecuencia, no espera que sea sólo la mujer quien mantenga la moral de la sociedad, sino que el Islam le pide tanto al hombre como a la mujer que ambos luchen para crear una atmósfera social saludable donde los chicos puedan crecer con valores y conceptos positivos, hermosos, constructivos y prácticos.

A los hombres también se les exige que sean piadosos y que se conduzcan con responsabilidad en cada aspecto de sus vidas.

De hecho, en esta sociedad, no se puede negar la necesidad de que el hombre mantenga su mirada recatada. Le preguntaron al Profeta (sws) sobre la mirada de un hombre si mira inadvertidamente a una mujer desconocida, el Profeta (sws) contestó: 

"Voltea tus ojos en otra dirección" (Jabir ibn Abdullah en Sahih Muslim)

En otro de sus dichos, el Profeta (sws) le llamó la atención a Ali por mirar a una mujer por segunda vez, le dijo: 

"La segunda mirada es del demonio".

El concepto del recato y el hijab es bastante abarcador en el Islam y comprende tanto al hombre como a la mujer. El objetivo principal es para mantener la estabilidad social y para obtener así la complacencia de Allah. Debido a que las mujeres musulmanas son más conservadoras en su forma de vestir, normalmente la gente las ve como estereotipos difundidos por los medios de comunicación y muchas personas que desconocen el Islam ven a las hermanas que se cubren como mujeres misteriosas y no como quienes siguen los preceptos Divinos.


Fuente: islamenlinea.com

El significado del hijab


Allâh ordenó a las creyentes que cubran sus encantos y especificó aquellas personas ante lascuales la mujer puede quitarse el HJâb (velo). Allâh dice en el Sagrado Qurán:

"Y diles a las creyentes que recaten sus miradas, se abstengan de cometer obscenidades, no muestren de sus arreglos y adornos más que lo que estáa simple vista [como el rostro y las manos], cubran sus pechos con sus velos, sólo muestren sus encantos [más allá del rostro y las manos] a sus maridos, sus padres, los padres de sus maridos, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, los hijos de sus hermanos, los hijos de sus hermanas, las mujeres, sus esclavas,  los hombres subordinados carentes de instinto sexual, los niños que todavía no sienten atracción por el sexo femenino, y [diles también] que no golpeen con los pies al caminar para que no se escuche el sonido de sus ajorcas [y llamen la atención de los hombres]. Y pedid perdón a Allâh por vuestros pecados ¡Oh, creyente!, que así tendréis éxito [en esta vida y en la otra]".(24: 31)

Vestir el Hijâb no significa solamente llevar un pañuelo en la cabeza, hay ciertas condiciones que también se deben observar:

1- La ropa debe ser holgada, lo suficientemente larga como para cubrir todo el cuerpo y que no sea traslúcida.
2- Si utiliza pulseras u otros adornos, no deben hacer ruido al caminar.
3- El tipo de tela, diseño y colores no deben llamar la atención.
4- En su forma de vestir no debe parecerse aun hombre. El Profeta (sws) dijo:

"“Allâh maldice a los hombres que se visten con ropa de mujer y a las mujeres que se visten con ropa de hombre”. La mujer musulmana debe cubrir sus atributos femeninos porque Allâh así lo orden"

Parte de la sabiduría detrás de esta orden es proteger el honor de la mujer. Allâh confirma esto en el Qurán cuando dice:

"¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran [todo el cuerpo] con sus mantos; es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas. Allâh es Absolvedor, Misericordioso".(33: 59)

Si una mujer se cubre, los hombres inmorales y corruptos sabrán que no son parte de su presa. El Profeta (sws) advirtió a las mujeres que muestran sus encantos en un Hadîz transmitido por Muslim y narrado por Abu Hurairah.
El Mensajero de Allâh (sws) dijo:

"“En el Infierno hay dos tipos de personas: quienes usan sus látigos como colas de vaca para golpear a la gente, y las mujeres que aún vestidas parecen desnudas y caminan de modo seductor moviendo sus cabezas como jorobas decamello de un lado a otro. No entrarán al Paraíso, ni percibirán su fragancia a pesar de que su fragancia se perciba desde muy lejos”."

El Sheij Al Nawawi explicó este Hadîz y dijo que “las mujeres que aún vestidas parecen desnudas” se refiere a las mujeres que visten ropa ajustada o transparente de modo que se notan las formas de su cuerpo.
También dijo que “sus cabezas como jorobas de camello” se refiere a cómo se arreglan el cabello en rodetes altos de forma tal que llaman la atención al caminar porque se balancea de un lado a otro.

La mujer debe comprender que cualquier orden que Allâh le haya dado es para su propio beneficio y sólo provocará felicidad para ella misma, para su familia y para toda la sociedad.

Al cubrirse, la mujer obtiene una gran estima, se protege del acoso de los hombres y purifica su entorno.

El Hijâb es una forma de identificar a las mujeres musulmanas para distinguirlas y darles un lugar honorable dentro de la sociedad. El Islam brega por una sociedad limpia en la que no se provoquen deseos que lleven luego a cometer actos ilícitos como la fornicación o el adulterio.
También nos enseña a diferenciar entre la virtud y el vicio y nos insita hacia lo bueno prohibiendo lo malo para constituir una sociedad sobre la base de la verdad, la pureza, la justicia y la igualdad.

La naturaleza humana tiene en sí misma cosas buenas y cosas malas, es por eso que en ocasiones actuamos correctamente y otras no.

Sin embargo, Allâh ha abierto la puerta del arrepentimiento y del perdón. Cuando volvemos a Allâh, Él perdona nuestros pecados.

Fuente: musulmanas.org




Las virtudes de los Dátiles



En el Corán aparecen cinco alusiones directas a los dátiles, dos de ellas usadas como metáfora de la ‘pequeñez’ (estría, fibra o piel de un hueso de dátil - Corán 4:53, 35:13).

« ¿Es que acaso poseen algo de la Soberanía?Si fuera así, no les darían a los hombres ni un hueso de dátil.(4 :53) »

« Hace que la noche penetre en el día y que el día penetre en la noche. Y ha sometido el sol y la luna a Su dominio, cada uno de los cuales gira hasta un término fijado. Ese es Allah, vuestro Señor, a Él Le pertenece la soberanía, mientras que los que invocáis aparte de Él no poseen ni la piel de un hueso de dátil (35 :13) »

En las otras tres aleyas se refiere al fruto de la palmera como tal; dos de ellas son muy parecidas, refiriendo su valor alimenticio como fruta madura, junto a otras frutas como la uva, la aceituna y la granada:

« Y Él es quien ha hecho que caiga agua del cielo y hemos hecho surgir así todas las cosas vivas; y mediante ella hemos hecho brotar la vegetación, de la que hacemos salir espigas granadas; y de la espata de la palmera, dátiles arracimados; y huertos de vides, y el olivo, y el granado, ¡tan parecidos y tan distintos! ¡Observad su fruto cuando fructifica y madura! ¡En verdad, en todo esto hay signos para la gente que cree! » (6:99)

« Y hacemos caer del cielo agua bendita, y que por medio de ella crezcan jardines y el grano que cosechan, (10) y altas palmeras con sus apretados racimos de dátiles, (11) como sustento para los hombres; y con ella devolvemos la vida a una tierra muerta: así será la Resurrección » (50:10,11)

El gran valor de los dátiles lo vemos expresado en este hermoso pasaje coránico, donde Allah le aconseja a María, en el momento del nacimiento del Profeta Jesús, que coma dátiles de la palmera. Presumiblemente era una medida para hacer el parto fácil y cómodo. Por otras narraciones deducimos que también durante el embarazo se ha recomendado comerlos.

« (23) Y le sobrevino el parto junto al tronco de una palmera, exclamó: "¡Ojalá hubiera muerto antes de esto, y desaparecido por completo en el olvido!" (24) Entonces una voz la llamó desde el pie de la palmera: "¡No te aflijas! Tu Señor ha puesto a tus pies un arroyo; (25) sacude hacia ti el tronco de la palmera, y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos. (26) ¡Come, pues, y bebe, y que se alegren tus ojos! » (19:23-25)

En todas estas aleyas se nos presentan los dátiles maduros como la fruta por excelencia, alimento para los seres humanos, y como alivio especial para las mujeres embarazadas cuando empiezan las contracciones de parto.

Según Ibn ‘Umar, una vez le dieron al Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) el corazón de un dátil, y dijo, “De todos los árboles, hay uno bendecido con baraka al igual que los verdaderos creyentes”. Se refería a la palmera. (Al Bukhari & Muslim)

‘Alí (r.a.) dijo: “Haz honor a tu tía, la palmera, porque ha sido creada de la misma tierra de la que fue creado Adam (a.s.)”

De la metáfora sobre la ‘pequeñez’, que encontramos en el Corán, también dan cuenta los hadices, haciendo uso de ellos a modo de sádaqa para protegerse del infierno:

De Adí Ibn Hátim, Allah esté complacido con él, que dijo el Men­sajero de Allah (salla Allahou alayhi wa salam) :

"Protegeos del Fuego aunque sea con medio dátil de sádaqa."
(Al Bukhari & Muslim)

El Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) decía: "wal kalima tayibatu, sadaqa". (y la buena palabra es caridad)." Y prevénganse del fuego aunque sea con un dátil y sino pueden aunque sea con una palabra buena. (Al Bukhari & Muslim)

“Quien quiera protegerse del infierno que dé aunque sea un trozo de dátil. Quien sea que no posea nada para darlo en caridad, que diga una buena frase, porque una buena acción es recompensada por Allah de 10 a 700 veces más que su valor.”

(Frases de la primera jutba que el Profeta (s.a.s.) pronunció en Qubâ antes de dirigir el salat, al poco tiempo de haber instaurado el salat colectivo delos viernes (jumua’))

Aisha contaba que podían pasar un mes completo durante el que no hacían fuego (para cocinar), y su comida sólo eran dátiles y agua, excepto algo de carne que les daban como presente.
(Sahih al Bukhari)

‘Aisha, la esposa de Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam), dijo dirigiéndose a su sobrino: "¡Oh sobrino mío!, a veces pasaban dos meses sin que se encendiera un fuego para cocinar la comida en las casas del Profeta (s.a.s.)". Su sobrino le pregunto: "¡Oh tía!, ¿qué los sostuvo entonces?", ella dijo: " El agua y los dátiles, pero el Profeta (s.a.s.) tenía algunos vecinos de entre los Ansar que tenían camellos que les proporcionaban leche y solían mandarle al Profeta (s.a.s.) algo de su leche. (sahih al Bukhari)

« Jabir bin Abdullah narró: "El Apóstol de Allah envió un ejército hacia la costa este y designó a Abu Ubaida bin Al-Jarrah como su jefe, y el ejército consistía en trescientos hombres, incluido él mismo. Caminamos hasta llegar a un lugar en que la comida estaba a punto de acabarse. Abu Ubaida nos ordenó recolectar toda la comida de la jornada y así se hizo. Mi (nuestra) comida diaria eran dátiles. Abu Ubaida se mantuvo dándonos nuestra ración diaria en pequeñas cantidades, hasta que se agotó. La parte de cada uno de nosotros solía ser un único dátil.” Yo dije, "¿Cómo podía beneficiaros un solo dátil?" Jabir respondió, "Empezamos a conocer su valor cuando incluso eso también se acabó »
(Sahih al Bukhari)

Los dátiles aparecen mucho en los hadices, sobre todo como elemento de intercambio comercial, para determinar la legalidad de las transacciones y distinguir lo que es usura (riba) en la compra-venta de productos.

Las palmeras también están siempre presentes como paisaje inevitable del desierto en las diferentes descripciones de los acontecimientos de la vida del Profeta (s.a.s.) y de los primeros musulmanes.

Los dátiles son clasificados de manera variada, unos como comida, frutas, dulces, nutrientes y medicina. Los dátiles curados, son llamados ‘ajwah en árabe.

« ‘Aisha (r.a.) relató lo que dijo el Mensajero de Allah (salla Allahou alayhi wa salam): “los dátiles de Ajwah son un excelente remedio » (Al Bukhari & Muslim)

De acuerdo a otra narración, “los dátiles de ‘ajwah son ciertamente excelentes y una comida suficiente.” Los dátiles están considerados entre las frutas del Paraíso, así se observa en el hadiz:

« Ajwah viene del Paraíso y contiene un antídoto en contra del veneno » (Attirmidhi)

Varios hadices refieren esta capacidad casi mágica de los dátiles, por la que su consumo diario previene de los efectos perjudiciales del veneno y de la magia.

Dijo el Enviado de Allah (salla Allahou alayhi wa salam):

« Quien coma siete dátiles de la variedad ‘ajwah por la mañana, no le afectará ni la magia ni el veneno hasta que caiga la tarde » (Sahih al Bukhari)

Tomado del Enviado de Allah (salla Allahou alayhi wa salam):

« La mejor parte del dátil es la punta. Quien come siete dátiles de la variedad ‘ajwah enteros, no le afectará durante ese día ni el veneno ni el hechizo »

Tomado de Abu Hurayra, que el Enviado de Allah (salla Allahou alayhi wa salam) dijo:

« Los dátiles ‘ajwah son beneficiosos y un remedio contra el veneno » (Ibn Habib)

As-Suyuti confirma este poder de los dátiles ‘ajwah en su libro sobre la medicina profética 38 con el siguiente comentario:

“Shaykh Muhiyu’d-Din at-Tawawi dijo que el Profeta (s.a.s.), había dicho, “Quien quiera que rompa su ayuno con siete dátiles ‘ajwah no será dañado por ningún veneno ni embrujo durante ese día.” Y añadió, “Esto es un trozo de conocimiento excelente, y la shari’a lo confirma.” Y yo mismo digo que el Shaykh Muhiyu’d-Din (r.a.) decía la verdad.”

‘Aisha recomendaba a quien padecía vértigo, es decir que todo le daba vueltas, que comiera siete dátiles ‘ajwah cada mañana en ayunas, durante siete días. Es bien conocido, que el nivel bajo de azúcar y la presión sanguínea baja son la causa de mareos.

También, ella refirió que usaba dátiles combinados con pepinos para tratar su súper-delgada condición. Ella dijo “ellos me alimentaban con cualquier clase de comida para engordarme, sin embargo, no gané peso. Ellos añadieron pepinos y dátiles frescos y eso me ayudó.”

« La familia del Profeta Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) no comía dos comidas en un día, que una de ellas no fuera a base de dátiles.” Este es un hadiz contado directamente por su mujer Aisha » (Al Bukhari)

Tanto le gustaban los dátiles al Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) que en su lecho de muerte no expiró hasta saciar ese deseo por última vez, según relata el hadiz:

« Narró Aisha: “El Profeta murió cuando hubo satisfecho su hambre con las dos cosas negras, es decir, dátiles y agua »
(Sahih al Bukhari)

El Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) a veces combinaba dátiles con pan; otras veces, mezclaba dátiles maduros con pepinos o combinaba los dátiles con mantequilla de búfalo; él probó todas las variedades de dátiles, pero, como hemos visto en los hadices, prefirió la variedad llamada ‘ajwah.

El Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) acostumbraba a beber una infusión hecha de uvas secas y a comer dátiles secos durante sus comidas. También era habitual su consumo de pepinos con dátiles verdes, y lo aconsejó a los padres de ‘Aisha para que ella engordara pues estaba muy delgada, y engordó.

« Narró Abdullah bin Jafar bin Abi Talib: “Yo vi al Apóstol de Allah comer dátiles frescos con pepino armenio »
(Sahih al Bukhari)

« Sahl narró: “Abu Usaid As-Saidi vino e invitó al Apóstol de Allah en ocasión de su boda. Su esposa, que era la novia, los estaba sirviendo. ¿Sabéis qué bebida preparó para el Apóstol de Allah? Ella había puesto en remojo con agua en un bote varios dátiles por la noche » (Sahih al Bukhari)

Entre las prácticas de adab respecto a la comida, se cuenta la conveniencia de comer los dátiles de uno en uno, no de dos en dos:

« Anas narró: “El Profeta (s.a.s.) acostumbraba a comer un número impar de dátiles » (Sahih al Bukahri)

« Asma narró: Que ella concibió a Abdullah bin Az-Zubair. Ella añadió, "Yo emigré a Medina cuando estaba al final del embarazo y di a luz en Quba. Luego le llevé mi hijo al Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) y se lo puso en su regazo. El Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) pidió un dátil, lo masticó, y puso un poco de jugo en la boca del niño. Fue así como la primera cosa que entró en el estómago del niño fue la saliva del Apóstol de Allah (salla Allahou alayhi wa salam). Luego, el Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) friccionó el paladar del niño con un dátil invocando las bendiciones de Allah sobre él, y fue el primer niño nacido entre los Emigrantes en Tierras islámicas (Medina) »
(Sahih al Bukhari)

Respecto a lo que puede ser utilizado dijo Ibn Hayar Al-Asqalani: “Si no puede encontrar un dátil fresco entonces que use uno seco, y en su defecto puede usar cualquier dulce”.

Bujari y Muslim transmitieron que Abu Musa dijo:

"Al nacer un hijo varón lo llevé ante el Profeta (s.a.s.), quien le puso por nombre Ibrahim, le frotó su paladar con un dátil mascado y suplicó por él bendiciones, luego me lo devolvió".

« Anas narró que cuando nació su hermano, Abu Talha le dijo: "Llévalo al Profeta" y envió junto con él algunos dátiles. El Profeta (s.a.s.) lo tomó y dijo:

"¿Trajiste algo con él?" Dije: "Sí, algunos dátiles". El Mensajero de Allah (s.a.s.) los masticó, luego puso algo de dátil en la boca del bebé, frotando su paladar y le puso por nombre Abdullah. Cuando el bebé comenzó a degustar, el Profeta (s.a.s.) dijo: "Los Ansar aman los dátiles » (Sahih al Bukhari)

“Aisha dijo: “Los recién nacidos eran traídos ante el Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) y él pedía bendición por ellos, y luego colocaba un dátil mascado en el paladar del niño” (Muslim)

Se aconsejan los dátiles o, en su ausencia, agua para la ruptura del ayuno tras la puesta del sol (Abu Dawud & Attirmidhi). En especial durante el mes sagrado de Ramadán, en la Sunna, se rompe el ayuno comiendo un número impar de dátiles –habitualmente tres dátiles- (o algo dulce), si es posible, y si no bebiendo agua (o leche), si están disponibles, antes de la oración del ocaso (salat al-magrib).

« Anas narró: "El Mensajero de Allah (salla Allahou alayhi wa salam) rompía su ayuno con dátiles maduros antes de hacer el Salât. Si no le era posible comía algunos dátiles secos, y si esto tampoco le era posible bebía algo de agua »
(Abu Dawud & Al Hakim)

« Anas bin Malik narró: “El Apóstol de Allah (salla Allahou alayhi wa salam) nunca procedió (para la plegaria) en el Día del Id-al-Fitr hasta haber comido algunos dátiles » (Sahih al Bukhari)